PRIMERA LECTURA
Se gloría en medio de su pueblo
Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2.5-10.11b.16.24-27.29-34
La sabiduría se alaba a sí misma,
se gloría en medio de su pueblo,
abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus Potestades.
«Yo salí de la boca del Altísimo,
como primogénita de todas las criaturas.
Yo hice amanecer en el cielo una luz sin ocaso
y como niebla cubrí la tierra;
habité en el cielo con mi trono
sobre columna de nubes;
yo sola rodeé el arco del cielo
y paseé por la hondura del abismo;
regí las olas del mar y los continentes
y todos los pueblos y naciones.
Por todas partes busqué descanso
y una heredad donde habitar.
Entonces el Creador del universo me ordenó,
el Creador estableció mi morada:
"Habita en Jacob, sea Israel tu heredad."
Eché raíces entre un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad,
y resido en la congregación llena de santos.
Yo soy la madre del amor puro,
del temor, del conocimiento y de la esperanza santa.
En mí está toda gracia de camino y de verdad,
en mí toda esperanza de vida y de virtud.
Venid a mí, los que me amáis,
y saciaos de mis frutos;
mi nombre es más dulce que la miel,
y mi herencia, mejor que los panales.
El que me come tendrá más hambre,
el que me bebe tendrá más sed;
el que me escucha no fracasará,
el que me pone en práctica no pecará;
el que me honra poseerá la vida eterna.»
Salmo responsorial
Venid hijos, escuchadme, os instruiré en el temor del Señor
Salmo 33
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
SEGUNDA LECTURA
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abbá, Padre!". Así que ya no eres esclavo si no hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
EVANGELIO
Ahí está tu madre
Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su Madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su Madre:
«Mujer, ahí está tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí está tu madre».
Y desde aquella hora el discípulo se la llevó a vivir con él.